Nunca escribí, pero sí leí mucho.
Las portadas de los libros eran mi mundo.
Nunca pensé que podría hablar para algún público.
Nunca creí que esto fuera importante para algún alma, en su lecho desnudo.
Siempre di vueltas y me perdí dando tumbos.
Siempre creí y siempre me decepcioné, sin encajar y sin rumbo.
Siempre lo intenté, y doy gracias a todos los rechazos por haberme traído a este punto.
Un punto y aparte que da comienzo a mi escritura real y salvaje.
Cuando la leo, siento como mi cuerpo se desnuda.
Siento que mi alma me abraza en este momento, con ternura.
Me enorgullezco de todas mis caídas si este es el punto que puede ofrecer ayuda.
Tengo heridas muy profundas que solo puedo ver enfrentándome a esta realidad cruda.
Me miro al espejo y sonrío mientras me realizo otra cura.
Ya no hay más dolor, porque la cicatriz es lo único que perdura.
Gracias de nuevo por ser capaz de vislumbrar todas las heridas de mi corazón.
He aquí un punto de inflexión:
Si yo pude curarme, ¿por qué tú no?
Susurros del Alma
Virginia
